El tarot es una herramienta de adivinación muy popular en todo el mundo. A menudo, se asocia con el diablo y la magia negra. Sin embargo, esta creencia es completamente infundada. En realidad, el tarot tiene orígenes en la cultura europea y sirve como una herramienta poderosa para la autoexploración. En este artículo, desmitificaremos los temores asociados con el tarot y descubriremos la verdadera naturaleza de esta práctica.
El tarot tiene orígenes muy antiguos que se remontan al siglo XIV. Fue creado en Italia como un juego de cartas populares y se extendió rápidamente por toda Europa. El primer mazo de tarot se llamaba "Tarocchi" y se creó en 1440 en Milán. A lo largo de los siglos, el tarot se ha utilizado tanto para el juego como para la adivinación.
A mediados del siglo XVIII, el tarot se convirtió en una herramienta popular para la adivinación. Esta práctica se hizo popular entre los esoteristas de la época. El tarot se utilizaba para obtener información sobre el futuro y para buscar orientación en la vida.
A diferencia de lo que muchas personas piensan, el tarot no se utiliza para predecir el futuro. En cambio, actúa como una herramienta de autoexploración. El tarot se compone de un mazo de cartas con diferentes símbolos y arquetipos. Cada carta tiene un significado particular y se conecta a diferentes aspectos de la vida.
Cuando se realiza una lectura de tarot, el lector selecciona varias cartas del mazo. Cada una de estas cartas tiene un significado individual y se combina con las otras cartas para formar una imagen completa. El lector utiliza esta imagen para hacer preguntas y explorar diferentes aspectos de la vida del solicitante.
El tarot se divide en dos grupos principales: los Arcanos Mayores y los Arcanos Menores. Los Arcanos Mayores se componen de 22 cartas, cada una con un nombre e imagen única. Estas cartas se utilizan para representar eventos importantes y estados de ánimo particulares.
Los Arcanos Menores se componen de cuatro palos: copas, pentáculos, espadas y varitas. Cada palo contiene 14 cartas, siendo diez cartas numeradas del uno al diez, y cuatro cartas de la corte: el rey, la reina, el caballero y el paje. Los palos se utilizan para representar diferentes aspectos de la vida, como el amor y las relaciones, el dinero y la estabilidad financiera, la inteligencia y el pensamiento lógico, y la creatividad y la acción.
La creencia falsa de que el tarot es una herramienta del diablo ha prevalecido durante siglos. Esta creencia se basa en la idea errónea de que el tarot está relacionado con la magia negra y la brujería. Sin embargo, esto no podría estar más lejos de la verdad. El tarot no tiene nada que ver con la magia negra y no promueve el mal.
En cambio, el tarot es una herramienta de autoexploración que puede ayudar a las personas a comprender mejor su vida y su propósito. Las lecturas de tarot pueden ser particularmente útiles para aquellos que buscan orientación en su vida. Los resultados de una lectura de tarot pueden ayudar a las personas a tomar decisiones más informadas sobre su carrera, relaciones y otras áreas importantes de la vida.
Es esencial buscar un lector de tarot ético y experimentado. Un buen lector de tarot no promoverá el misterio y la preocupación sobre su servicio o la práctica del tarot. En cambio, deben ser claros y comunicarse abiertamente con su cliente. También deberían ser responsables y no utilizar la información que han recibido para dañar a nadie.
Otra buena manera de encontrar un lector de tarot ético es preguntar a amigos o conocidos si pueden recomendar a alguien. También puede buscar en línea en sitios web de reseñas o en foros de discusión de tarot.
En conclusión, el tarot es una herramienta útil para la autoexploración que no tiene nada que ver con la magia negra o la brujería. En cambio, el tarot es una herramienta de empoderamiento que puede ayudar a las personas a tomar decisiones más informadas en su vida. Para sacar el máximo provecho de una lectura de tarot, es esencial encontrar un lector ético y experimentado que pueda ayudar a guiar a la persona hacía conclusiones útiles.